Michelle López –  NADIE

Michelle López es una mujer que experimenta la expresión y la traducción artística de la realidad de las masas, hasta apropiarse de ella pero bajo su perspectiva. Un autorretrato de 1998 es dónde aparece el pulpo, que al pasar de los años ella misma ha comprendido más y ha convertido ese camuflaje en un símbolo en su obra. Entre la pintura, la literatura y la activa participación en movimientos donde el arte es la fuente de cambio, en los últimos años se ha aliado de la fotografía y las artes digitales.

Con exposiciones de arte plástico y conceptual, exhibiciones urbanas efímeras e intervenciones que van de la poesía, pintura en vivo, hasta performance, Michelle quién también usa un segundo nombre “Inotherworld” (En otro mundo, literal), ha recorrido el país algunas veces con su bolsa de pinturas y otras con su fiel computadora y un proyector dejando por una noche o por años, la estela de tentáculos que con reflexiones como ventosas, se prenden en la mente de los espectadores.

En 2013 comienza un experimento en dónde ella misma se utiliza en su trabajo de expresión, acompañada de un pulpo. El simbolismo va más allá de las diferentes interpretaciones que curadores, artistas, coleccionistas y galeros le han dado, incluso ha rebasado lo que ella pensó en primera instancia. La desnudez de un cuerpo femenino que incluye a la sociedad virtual y se presenta con una relación muy estrecha con este animal octópodo que representa el colectivo imaginario. “Cada vez nos sentimos más conectados con las utilidades tecnológicas que tanto aportan a la comunicación, sin embargo la hace menos personal y por lo tanto, el sentimiento de soledad se ha acentuado en especial en generaciones jóvenes; parece que el amor lo hemos convertido en una máquina, lo dejamos en el aire de la red y muchos son sólo acariciados por una imagen o un texto público”.

Hizo la invitación a importantes fotográfos, documentalistas y músicos para seguir con este proyecto, por lo que algunos medios la han llamado “Graffitera de Luz” pues realiza la proyección de imágenes sobre edificios, casas, calles, y hasta en personas. En junio de 2014 fue invitada a hacer una proyección urbana en los muros del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), y realizó otras proyecciones con las diferentes colecciones de imágenes.

Después de estas experiencias, realizó un ritual consigo misma –como la humanidad- y el pulpo –pensamiento colectivo- una boda en la cual una de las reflexiones más importantes es que tenemos que creer en el amor, en el compromiso consigo mismos y con el resto. “Algo muy íntimo, es que para mí esto fue toda una introspección y una voz insistente: No dejes de creer, de soñar. Las personas nos debemos hablar ver, hablar, tocar… Estamos conectados millones de seres y hay tantos que sienten tanta soledad y aislamiento, que se resguardan en algún medio electrónico para sentirse vivos”, explica Michelle un poco nostálgica, pues con tanta pasión en su proyecto todavía sigue buscando la definición del amor.